¡Ser mamá no es fácil! Aprende a superar los desafíos de la maternidad

Madre ejerciendo la maternidad con su bebé

No es un secreto para las madres que al tener nuestro bebé en casa los miedos aumentan (miedo a que el bebé se asfixie mientras duerme, miedo de si le pego muy fuerte para expulsar los gases, miedo de no darle suficiente alimento o demasiado, miedo de si no lo hago bien, etc.).

Las horas de sueño se reducen, pues debemos alimentar al bebé varias veces durante la noche, además de que estamos en modo alerta y despertamos hasta cuando el bebé cambia el ritmo de su respiración.

Estamos muy sensibles emocionalmente y lloramos con facilidad, aún estamos dolidas por el proceso de parto, y si eso no es suficiente, estamos recibiendo demanda adicional de nuestra pareja, la familia, conocidos y en algunos casos hasta del trabajo a pesar de estar de licencia. No es de extrañar que algunas madres sientan que no pueden más.

En la maternidad, como en el resto de la vida, no existen fórmulas mágicas que nos funcionen a todas por igual, cada una va descubriendo qué le funciona y qué no.

Pero afortunadamente, aunque las soluciones son diferentes, las necesidades son similares y es por ello que comparto algunas recomendaciones con ustedes que pueden ayudar en la adaptación al nuevo rol y hacerlo más amigable:

Haz ejercicio:

Está demostrado que hacer ejercicio físico no solo ayuda el cuerpo, sino que alivia el estrés, reduces la tristeza, aumenta el optimismo y mejora la calidad del sueño.

Al hacer ejercicio regularmente (preferiblemente acompañada de otras personas), nuestro cuerpo comienza a liberar toxinas y a oxigenarse mejor, además de que mejora la fuerza muscular y aumenta la resistencia, lo que permitirá que te sientas menos cansada.

Si tu peso corporal es todavía uno de tus desafíos, el ejercicio ayuda a superarlo. El ejercicio puede servir como un conector para tu relación de pareja, con tu familia o con amigos, al estar con ellos en un terreno neutral donde podrán conversar de cosas triviales. Así que, inscríbete en clases de baile, corre o camina algunos kilómetros, monta bicicleta, elige lo que se acomode a ti y disfrútalo.

Practica algún hobby o pasatiempo:

Todas tenemos gustos particulares (leer novelas románticas, ir a la iglesia, cocinar, conversar con amigas, etc.) recupera algunas de esas actividades y dedica semanalmente un espacio para realizarlas.

Los pasatiempos nos ayudan a desarrollar habilidades que pueden ayudar a controlar el estrés, además desarrollan la creatividad, ayudan a mejorar la vida social al conocer otras personas que también tienen ese pasatiempo y nos alivian del aburrimiento.

Si crees que no tienes tiempo para dedicarlo a algunas de estas actividades, piénsalo como una prescripción médica y siéntete obligada a programar en tu agenda este tiempo cada semana. Créeme, las mujeres felices logran ser mejores madres.

Ten una red de apoyo:

Tener personas que nos escuchan y nos respaldan es como saber que hay una red de protección debajo del trapecista, nos da esa certeza de saber que si resbalamos no caeremos al suelo. Cuando somos madres necesitamos más que nunca saber que tenemos personas que nos respaldarán y que no nos dejarán caer.

Por ejemplo, tu madre vive a cientos de kilómetros de distancia, pero si un día no tienes dinero para comprarle leche a tu bebé sabes que con solo llamarla te enviará el dinero. O ese día que tienes miedo de dormir sola y llamas a tu amiga, ella vendrá a dormir a tu casa.

Necesitas tener la certeza de que tienes personas que te quieren y te apoyan. Ten en tu agenda personas a las cuales recurrir en caso de una duda o inquietud, no solo como madre, sino también como mujer. Asiste a charlas y talleres que serán útiles para aprender a desarrollar bien tu rol de madre (tener un bebé no implica tener todos los conocimientos necesarios para cuidarlos correctamente) y, sobre todo, siéntete en libertad de pedir ayuda cuando la necesites.

A veces me gusta comparar la maternidad con escalar una gran montaña (en mi caso metafóricamente, porque la idea de subir una montaña no me atrae lo suficiente), lo primero que hacemos al decidir qué vamos a escalar, es buscar compañeros que también quieran vivir la experiencia (con énfasis en quieran), reunimos equipos y provisiones y nos preparamos para el ascenso.

Durante la subida tendremos que aguantar calor, hambre, picaduras de insectos, algunos raspones, en algunos casos exigirnos más energía de las que pensamos que teníamos. Puede que hasta nos veamos en riesgo de muerte, pero al llegar a la cima no solo tendremos las mejores vistas, sino que tendremos un sentimiento de realización que superará todas nuestras expectativas. Y es justamente ese sentimiento de realización lo que nos dará fuerza para llevar a cabo un nuevo plan.

Con la maternidad es muy similar, cada día (y muchas noches) será agotador, terminarás cansada y te preguntarás si podrás levantarte al día siguiente. Pero si vas acompañada y estás capacitada, podrás levantarte nuevamente cada día y ser aún mejor madre.

Y si en algún momento sientes que no puedes más, abraza a tu bebé, siente su calor, mira su sonrisa y sus ojos y tendrás una fuente inagotable de energía.

La maternidad es la experiencia más hermosa, aunque sin duda, no la más sencilla. Te deseo mucha suerte hacia la meta, confío en poder saludarte cuando lleguemos allá.

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