¿Qué hicieron los jóvenes el pasado 12 de agosto por el Día Internacional de la Juventud? Desde el 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró la resolución 54/120 que promueve políticas y programas que afectan a la juventud y la conmemoración de este día, pero lo cierto es que los jóvenes ya no esperan actividades solemnes con la presentación de las oportunidades que muchos no tienen pese a las buenas intenciones. Vemos en las redes sociales y medios de comunicación aquellas fotos, ceremonias, paneles y foros para celebrar aquello que no es realidad para la mayoría.
Los jóvenes habitan los extremos de las estadísticas: vistos como la esperanza de las naciones, la decepción de los pueblos o los mártires de una sociedad que los ignora. La juventud es más que una celebración, es un imperativo del mundo. Para ser esperanza deben tener oportunidades reales y que no sean medidos solo en lo negativo ni elogiados en la ficción. Lo que la juventud desea es un impulso del presente hacia un futuro favorable.
Muchos categorizados como jóvenes se preguntan si realmente son esperanza, cuando su paradoja estadística, según Naciones Unidas, dice que representan el grupo más significativo en la región de Latinoamérica y El Caribe (siendo el 20% de la población total) y al mismo tiempo tener tres veces más probabilidades de estar desempleados que los adultos. Irónicamente la tasa de desempleo juvenil es de casi el 20%, de acuerdo a datos compilados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el año 2022.
A pesar de los esfuerzos que realizan los gobiernos e instituciones no gubernamentales para reducir estas desigualdades, 6 de cada 10 jóvenes deben aceptar empleos de la economía informal cuando por fin los consiguen, lo que puede implicar condiciones laborales mínimas, con bajos salarios y baja productividad. Se estima que 20 millones de jóvenes en la región no estudian ni trabajan, debido a frustración y el desaliento por la falta de oportunidades en el mercado laboral, según el informe Panorama Laboral 2023 de la OIT.
Pobreza
Del mismo modo, la pobreza sigue siendo un flagelo, afectando a casi un tercio de la población joven de la región; un 39% de las y los jóvenes de 15 a 29 años se encuentra en la pobreza y casi un 10% en la indigencia, de acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Estas estadísticas llevan un claro mensaje a la juventud: “somos muchos pero no tenemos nada”.
Iniciativas y propuestas
Ciertamente existen esfuerzos e iniciativas que fomentan oportunidades para los jóvenes. En la República Dominicana, se trabaja para mejorar las condiciones laborales y el acceso a empleos dignos, así como ofrecer nuevas oportunidades que contribuyan al desarrollo personal, social y económico de los jóvenes. El gobierno ha articulado proyectos con el sector público, privado, sociedad civil y agencias de cooperación alianzas como los convenios del Ministerio de la Juventud con Huawei, Plan Internacional y el Banco Agrícola (Proyecto Campo Joven), Juventud Supérate y Oportunidad 14-24 del Gabinete de Políticas Sociales. También podemos destacar proyectos como Alerta Joven de la USAID, Youth Ready de World Vision, entre otros, cada uno procurando fortalecer la participación y empoderamiento de esta población.
En definitiva, cada joven es un ente de transformación, pues desde sus realidades revolucionan el mundo. En muchas ocasiones son incomprendidos, estigmatizados, mal orientados o no escuchados y responden al cliché de “La Esperanza del mañana”. Sin embargo, sabemos que serán esperanza cuando no tengan que exigir un puesto en los espacios de toma de decisiones, cuando no se les integre por el cumplimiento de una cuota, sino que sean los constructores de sus realidades y oportunidades. La juventud no es una moda ni una simple estrategia. Es la voz que impulsa a las naciones, que las da forma y las guía hacia el futuro.
“Por eso, queridos jóvenes, ¡hagan que se oiga su voz! Si no los escuchan, griten aún más fuerte, hagan ruido, tienen todo el derecho a opinar sobre lo que concierne a su futuro”.
– Papa Francisco