Los actos de bondad y generosidad en momentos como el que atravesamos globalmente y como país son un rayo de sol y de esperanza que nos permite a todos seguir teniendo fe en la humanidad y nos da fuerzas y ánimo para continuar.
Con gratitud hemos visto cómo aparecen buenos samaritanos anónimos que aportan con la solicitud expresa de que se destine para la causa contra el coronavirus. En nombre de los niños, familias y comunidades que servimos, agradecemos a esas personas, quienes quiera que sean y donde quiera que estén, por tan noble gesto.